Por lo general, el actual estilo de liderazgo transaccional no está dando buenos frutos. Las organizaciones llevan años insistiendo en formar líderes, y para lograrlo han hecho grandes y loables esfuerzos.
Sin embargo, no creo que el problema de las empresas sea la falta de liderazgo. Hay dos elementos que son aún más importantes: estrategia y humildad. Ambos juegan un rol mucho más importante en el gran objetivo de toda empresa, especialmente familiar: ser competitivos y sostenibles en el tiempo. “El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad”, dijo Hemingway.
“Sólo cuando hacemos lo correcto, por la razón correcta, el resultado correcto espera”, dice Chjin Ning Chu. Marcel Aymé se posiciona en la misma experiencia: “La humildad es la antecámara de todas las perfecciones. Sin humildad, las personas, incluso las más dotadas y sabias, se degradan”.
En otras palabras, se trata de fundamentar el liderazgo en valores humanos muy fuertes. El mundo empresarial necesita de líderes que trabajen con humildad como un sembrador el campo, cultivando hábitos buenos y cortando la mala hierba, que nunca muere: la jactancia, la hipocresía, la desobediencia, la infidelidad y la presunción. Todo esto puede ser entrenado en un buen proceso de coaching.
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Pablo Álamo es coach certificado y senior advisor de Invivus Consulting. Comunicador Social, tiene un Máster en Economía y Empresa y un Máster en Filosofía, es experto en estrategia, liderazgo e innovación en empresas familiares. Profesor de PRIME Business School (Universidad Sergio Arboleda), es autor de “La solución Pekerman” (Intermedio, 2015) y “El fenómeno Trump” (2016), entre otras publicaciones. Más información: @pabloalamo.
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“Sólo cuando hacemos lo correcto, por la razón correcta, el resultado correcto espera”, dice Chjin Ning Chu. Marcel Aymé se posiciona en la misma experiencia: “La humildad es la antecámara de todas las perfecciones. Sin humildad, las personas, incluso las más dotadas y sabias, se degradan”.
En otras palabras, se trata de fundamentar el liderazgo en valores humanos muy fuertes. El mundo empresarial necesita de líderes que trabajen con humildad como un sembrador el campo, cultivando hábitos buenos y cortando la mala hierba, que nunca muere: la jactancia, la hipocresía, la desobediencia, la infidelidad y la presunción. Todo esto puede ser entrenado en un buen proceso de coaching.
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Sin embargo, no creo que el problema de las empresas sea la falta de liderazgo. Hay dos elementos que son aún más importantes: estrategia y humildad. Ambos juegan un rol mucho más importante en el gran objetivo de toda empresa, especialmente familiar: ser competitivos y sostenibles en el tiempo. “El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad”, dijo Hemingway.
“Sólo cuando hacemos lo correcto, por la razón correcta, el resultado correcto espera”, dice Chjin Ning Chu. Marcel Aymé se posiciona en la misma experiencia: “La humildad es la antecámara de todas las perfecciones. Sin humildad, las personas, incluso las más dotadas y sabias, se degradan”.
En otras palabras, se trata de fundamentar el liderazgo en valores humanos muy fuertes. El mundo empresarial necesita de líderes que trabajen con humildad como un sembrador el campo, cultivando hábitos buenos y cortando la mala hierba, que nunca muere: la jactancia, la hipocresía, la desobediencia, la infidelidad y la presunción. Todo esto puede ser entrenado en un buen proceso de coaching.
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Pablo Álamo es coach certificado y senior advisor de Invivus Consulting. Comunicador Social, tiene un Máster en Economía y Empresa y un Máster en Filosofía, es experto en estrategia, liderazgo e innovación en empresas familiares. Profesor de PRIME Business School (Universidad Sergio Arboleda), es autor de “La solución Pekerman” (Intermedio, 2015) y “El fenómeno Trump” (2016), entre otras publicaciones. Más información: @pabloalamo.