Manejar una relación positiva con el jefe es vital en un entorno laboral. Si las cosas no fluyen con facilidad, es probable que sea un problema de personalidades, para lo cual entender las razones de inconformidad de las dos es vital para mantener un buen clima laboral.
A muchos nos ha pasado: creemos que estamos haciéndolo todo bien, cumplimos tareas e informes completamente y a tiempo, y aun así la relación con el jefe es tensa. Puede ser frustrante a veces no conocer el problema y, aún más difícil, imaginar cuál podría ser la solución.
La respuesta no puede estar en los indicadores de desempeño mensuales, sino en algo más de fondo: que la personalidad del jefe y la del empleado son opuestas. Es normal; no siempre tenemos la misma afinidad con una persona que con otra. Pero, no por ello significa que debamos empacar la cosedora, los lapiceros y el portarretrato del cubículo y abandonar el barco.
Su color, mi color
Lo primero que se debe conocer es con qué tipo de personalidad se está tratando y no solo las apreciaciones como ‘buena gente’ o ‘mala gente’. Se debe ir más allá en la caracterización de la personalidad para saber cómo puede haber una mejor aproximación entre dos personas diferentes.
Afortunadamente, para estas situaciones existe El Método de los Colores, un sistema práctico para entender a la gente y ver cómo impactamos mejor. De una forma sencilla nos puede decir como una persona de determinado color, que refiere características de personalidad, puede trabajar con otro, así exista o no una relación de jerarquía de por medio.
Uno de los casos más comunes es que un jefe rojo, color que hace referencia a personas más activas y racionales, se deba vincular con un color más emocional y pausado, como el verde. Seguramente tendrán ritmos de trabajo, cualidades y puntos de mejora que puedan rayar en lo opuesto. Deberán trabajar para poder negociar estas diferencias y lograr alinearse mejor.
Usualmente, la persona más abajo en la línea jerárquica debe hacer el mayor esfuerzo para adaptarse a su jefe. No obstante, este es un proceso que debe ir en doble vía: el jefe, en su posición de líder, debe facilitar este proceso, entender cómo es su equipo y cómo aprovechar las cualidades de cada integrante sin forzarlo a ser enteramente diferente.
Liderazgo, la clave del alineamiento
El papel del jefe en este entendimiento con los integrantes de su equipo es vital. ¿Qué pasa si solo el empleado se empeña en estar bien con su superior, pero este no hace ningún esfuerzo por ‘engranarse’ con sus subalternos? Evidentemente, los problemas continuarán.
Un jefe que aspire a ser un buen líder de su equipo, debe también dar de su parte en la situación. Estas son algunas recomendaciones:
– Encontrar al líder: así el jefe esté en lo más alto del organigrama, no significa que ostente el liderazgo de un grupo. Los mapas de liderazgo ayudan a revisar qué personas son asumidas como líderes de un equipo.
– No hay líderes de un solo color: ¿Solo los perfiles rojos pueden liderar? No. Todas las personas pueden ser líderes, pero cada color tiene un estilo de liderazgo diferente. Conocer qué estilo puedes tener puede facilitar el acercamiento con cada persona del equipo.
– Problemas de dos, soluciones de dos: si hay dificultades de entendimiento con una persona en especial, se puede probar la alineación persona a persona, que señala cómo una persona de determinado color puede trabajar para ‘sincronizarse’ mejor con alguien de otro color.
Críticas, ¡bienvenidas!
Las críticas son en ocasiones un tema que puede generar rechazo. Pero, en orden de mejorar la relación con el jefe, deben ser tenidas en cuenta. Estas observaciones pueden mejorar nuestro trabajo y nuestro crecimiento profesional, y son pistas para ver cómo es la personalidad de mi jefe y qué espera de mí.
Recordemos que los problemas si son tratados con una buena metodología pueden llegar a ser situaciones de aprendizaje transitorias. Lo más importante es identificar cuál puede ayudarnos a conocer mejor a la otra persona. Así, no reduciremos una situación con el jefe a ‘es que es muy mala gente’ y entenderemos cuál puede ser la solución sin importar nuestro color.
Nota del editor: este artículo se publicó originalmente en mayo de 2017 y se actualizó con fines de precisión y exhaustividad.
Conozca el método práctico para entender a la gente! Solicite un Demo Gratis.
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Manejar una relación positiva con el jefe es vital en un entorno laboral. Si las cosas no fluyen con facilidad, es probable que sea un problema de personalidades, para lo cual entender las razones de inconformidad de las dos es vital para mantener un buen clima laboral.
A muchos nos ha pasado: creemos que estamos haciéndolo todo bien, cumplimos tareas e informes completamente y a tiempo, y aun así la relación con el jefe es tensa. Puede ser frustrante a veces no conocer el problema y, aún más difícil, imaginar cuál podría ser la solución.
La respuesta no puede estar en los indicadores de desempeño mensuales, sino en algo más de fondo: que la personalidad del jefe y la del empleado son opuestas. Es normal; no siempre tenemos la misma afinidad con una persona que con otra. Pero, no por ello significa que debamos empacar la cosedora, los lapiceros y el portarretrato del cubículo y abandonar el barco.
Su color, mi color
Lo primero que se debe conocer es con qué tipo de personalidad se está tratando y no solo las apreciaciones como ‘buena gente’ o ‘mala gente’. Se debe ir más allá en la caracterización de la personalidad para saber cómo puede haber una mejor aproximación entre dos personas diferentes.
Afortunadamente, para estas situaciones existe El Método de los Colores, un sistema práctico para entender a la gente y ver cómo impactamos mejor. De una forma sencilla nos puede decir como una persona de determinado color, que refiere características de personalidad, puede trabajar con otro, así exista o no una relación de jerarquía de por medio.
Uno de los casos más comunes es que un jefe rojo, color que hace referencia a personas más activas y racionales, se deba vincular con un color más emocional y pausado, como el verde. Seguramente tendrán ritmos de trabajo, cualidades y puntos de mejora que puedan rayar en lo opuesto. Deberán trabajar para poder negociar estas diferencias y lograr alinearse mejor.
Usualmente, la persona más abajo en la línea jerárquica debe hacer el mayor esfuerzo para adaptarse a su jefe. No obstante, este es un proceso que debe ir en doble vía: el jefe, en su posición de líder, debe facilitar este proceso, entender cómo es su equipo y cómo aprovechar las cualidades de cada integrante sin forzarlo a ser enteramente diferente.
Liderazgo, la clave del alineamiento
El papel del jefe en este entendimiento con los integrantes de su equipo es vital. ¿Qué pasa si solo el empleado se empeña en estar bien con su superior, pero este no hace ningún esfuerzo por ‘engranarse’ con sus subalternos? Evidentemente, los problemas continuarán.
Un jefe que aspire a ser un buen líder de su equipo, debe también dar de su parte en la situación. Estas son algunas recomendaciones:
– Encontrar al líder: así el jefe esté en lo más alto del organigrama, no significa que ostente el liderazgo de un grupo. Los mapas de liderazgo ayudan a revisar qué personas son asumidas como líderes de un equipo.
– No hay líderes de un solo color: ¿Solo los perfiles rojos pueden liderar? No. Todas las personas pueden ser líderes, pero cada color tiene un estilo de liderazgo diferente. Conocer qué estilo puedes tener puede facilitar el acercamiento con cada persona del equipo.
– Problemas de dos, soluciones de dos: si hay dificultades de entendimiento con una persona en especial, se puede probar la alineación persona a persona, que señala cómo una persona de determinado color puede trabajar para ‘sincronizarse’ mejor con alguien de otro color.
Críticas, ¡bienvenidas!
Las críticas son en ocasiones un tema que puede generar rechazo. Pero, en orden de mejorar la relación con el jefe, deben ser tenidas en cuenta. Estas observaciones pueden mejorar nuestro trabajo y nuestro crecimiento profesional, y son pistas para ver cómo es la personalidad de mi jefe y qué espera de mí.
Recordemos que los problemas si son tratados con una buena metodología pueden llegar a ser situaciones de aprendizaje transitorias. Lo más importante es identificar cuál puede ayudarnos a conocer mejor a la otra persona. Así, no reduciremos una situación con el jefe a ‘es que es muy mala gente’ y entenderemos cuál puede ser la solución sin importar nuestro color.
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Manejar una relación positiva con el jefe es vital en un entorno laboral. Si las cosas no fluyen con facilidad, es probable que sea un problema de personalidades, para lo cual entender las razones de inconformidad de las dos es vital para mantener un buen clima laboral.
A muchos nos ha pasado: creemos que estamos haciéndolo todo bien, cumplimos tareas e informes completamente y a tiempo, y aun así la relación con el jefe es tensa. Puede ser frustrante a veces no conocer el problema y, aún más difícil, imaginar cuál podría ser la solución.
La respuesta no puede estar en los indicadores de desempeño mensuales, sino en algo más de fondo: que la personalidad del jefe y la del empleado son opuestas. Es normal; no siempre tenemos la misma afinidad con una persona que con otra. Pero, no por ello significa que debamos empacar la cosedora, los lapiceros y el portarretrato del cubículo y abandonar el barco.
Su color, mi color
Lo primero que se debe conocer es con qué tipo de personalidad se está tratando y no solo las apreciaciones como ‘buena gente’ o ‘mala gente’. Se debe ir más allá en la caracterización de la personalidad para saber cómo puede haber una mejor aproximación entre dos personas diferentes.
Afortunadamente, para estas situaciones existe El Método de los Colores, un sistema práctico para entender a la gente y ver cómo impactamos mejor. De una forma sencilla nos puede decir como una persona de determinado color, que refiere características de personalidad, puede trabajar con otro, así exista o no una relación de jerarquía de por medio.
Uno de los casos más comunes es que un jefe rojo, color que hace referencia a personas más activas y racionales, se deba vincular con un color más emocional y pausado, como el verde. Seguramente tendrán ritmos de trabajo, cualidades y puntos de mejora que puedan rayar en lo opuesto. Deberán trabajar para poder negociar estas diferencias y lograr alinearse mejor.
Usualmente, la persona más abajo en la línea jerárquica debe hacer el mayor esfuerzo para adaptarse a su jefe. No obstante, este es un proceso que debe ir en doble vía: el jefe, en su posición de líder, debe facilitar este proceso, entender cómo es su equipo y cómo aprovechar las cualidades de cada integrante sin forzarlo a ser enteramente diferente.
Liderazgo, la clave del alineamiento
El papel del jefe en este entendimiento con los integrantes de su equipo es vital. ¿Qué pasa si solo el empleado se empeña en estar bien con su superior, pero este no hace ningún esfuerzo por ‘engranarse’ con sus subalternos? Evidentemente, los problemas continuarán.
Un jefe que aspire a ser un buen líder de su equipo, debe también dar de su parte en la situación. Estas son algunas recomendaciones:
– Encontrar al líder: así el jefe esté en lo más alto del organigrama, no significa que ostente el liderazgo de un grupo. Los mapas de liderazgo ayudan a revisar qué personas son asumidas como líderes de un equipo.
– No hay líderes de un solo color: ¿Solo los perfiles rojos pueden liderar? No. Todas las personas pueden ser líderes, pero cada color tiene un estilo de liderazgo diferente. Conocer qué estilo puedes tener puede facilitar el acercamiento con cada persona del equipo.
– Problemas de dos, soluciones de dos: si hay dificultades de entendimiento con una persona en especial, se puede probar la alineación persona a persona, que señala cómo una persona de determinado color puede trabajar para ‘sincronizarse’ mejor con alguien de otro color.
Críticas, ¡bienvenidas!
Las críticas son en ocasiones un tema que puede generar rechazo. Pero, en orden de mejorar la relación con el jefe, deben ser tenidas en cuenta. Estas observaciones pueden mejorar nuestro trabajo y nuestro crecimiento profesional, y son pistas para ver cómo es la personalidad de mi jefe y qué espera de mí.
Recordemos que los problemas si son tratados con una buena metodología pueden llegar a ser situaciones de aprendizaje transitorias. Lo más importante es identificar cuál puede ayudarnos a conocer mejor a la otra persona. Así, no reduciremos una situación con el jefe a ‘es que es muy mala gente’ y entenderemos cuál puede ser la solución sin importar nuestro color.
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